Los Bebés Nazis Y Sus Trágicas Consecuencias Que La Historia No Cuenta

Mucho se habla sobre el régimen Nazi, sus particularidades, horrores, etc. sin embargo, todavía hoy seguimos descubriendo nuevos y espeluznantes detalles. Quizás el más curioso e interesante es el demencial programa de cría Nazi: los Lebensborn.

Una generación de niños de raza aria entregados en adopción a altos oficiales del régimen para su educación y crianza conforme a las enseñanzas de Reich.

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Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de estos niños cayó en desgracia, puesto que en vez de ser considerados como víctimas, fueron un problema. En Notagram te contamos su historia.

 

El comienzo

 

Lebensborn significa literalmente “fuente de vida”, y este es el nombre que las temidas SS escogieron para bautizar el programa de cría de bebés racialmente puros, para de este modo, asegurar el futuro de la raza aria.

Dicho programa seleccionaba a mujeres de rasgos arios a las que inseminaban con el material genético de individuos igualmente aptos.

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Ellas eran puestas en lugares seguros y convencidas de estar realizando un gran servicio a la patria. Después de dar a luz, las dejaban descansar y se las volvía a inseminar. Aquellas que más hijos daban eran galardonadas con la Cruz de Hierro, máxima condecoración del régimen.

Los niños nacidos vivos eran criados por un grupo de enfermeras que estudiaban sus rasgos y niveles de “pureza”.  Tras unos meses de crecimiento, eran dados en adopción a familias de buena posición dentro del régimen.

Se estima que unos 8.000 “súper bebés” nacieron en Alemania y alrededor de 12.000 en Noruega.

 

Los nazis no se limitaron a  seleccionar madres en Alemania, sino que establecieron Lebensborn en países como Francia, Bélgica y Noruega, siendo este último país el más fecundo de todos.

 

Ellos consideraban a las mujeres noruegas de una belleza y pureza aria extrema, por ello muchos Lebensborn fueron creados en dicho país durante la ocupación.

 

Miles de súper bebés nacieron en Europa, especialmente en Noruega. Una de las más famosas supervivientes es Frida Lyngstad, cantante de la banda de pop sueco: ABBA

 

Heinrich Himmler, jefe de la SS, es el creador de este programa de cría, aunque su objetivo final no era sólo potenciar la raza aria, sino impulsar con estos niños las ideas del régimen.

 

 

La organización “Lebensborn eV” sirve a los líderes de las SS en la selección y adopción de niños cualificados. La organización “Lebensborn eV” está bajo mi dirección personal, es parte de la Oficina Central de Raza y Asentamiento de las SS, y tiene las siguientes obligaciones:
     1. Apoyo racial a familias biológica y hereditariamente valiosas con muchos niños.
     2. La colocación y el cuidado de mujeres racial, biológica y hereditariamente valiosas, que, después de un examen exhaustivo de su familia, puedan ser progenitoras de la Oficina Central de Raza y Asentamiento, esperando que puedan dar a luz hijos igualmente valiosos.
     3. Cuidado de los niños.
     4. Atención a las madres de los niños.
Es el honroso deber de todos los líderes de la oficina central convertirse en miembros de la organización “Lebensborn eV”. La solicitud de admisión debe ser presentada antes del 23 de septiembre 1936.

 

Los niños que eran más aptos debían ser entregados a las familias más poderosas dentro del Reich para que fueran criados como hijos propios.

 

Ya que de esta manera, no sólo contrarrestaban la baja natalidad de Alemania y promovía una eugenesia selectiva, sino que se aseguraban de dejar el poder en manos arias.

 

Junto a las casas de cría, se crearon también los hogares Lebensborn, que eran una especia de orfanatos en los que las madres de familias empobrecidas podían entregar en adopción a sus vástagos, alejándolos de esa manera de la enfermedad y el hambre.

 

El primero de más de 20 hogares Lebensborn se abrió en 1936, en un pequeño pueblo cerca de Múnich en 1941, el primer centro en el extranjero se abrió en Noruega, casi todos ellos se establecieron en casas o edificios expropiados a familias judías.

Aunque los niños debían cumplir con los estándares impuestos sobre la pureza de la raza, de otro modo no podían ingresar en dichos hogares.

 

Allí los criaban un grupo de enfermeras, médicos, cuidadoras y profesores afines al Reich.

 

Los sometían a diferentes procesos médicos, algunos de ellos experimentales, con el objetivo de hacerles más sanos y fuertes.

 

En los últimos tiempos del proyecto las normas de ingreso se hicieron más blandas y muchos bebés que entraban al proyecto eran robados de familias provenientes de Yugoslavia, Rusia, Ucrania, Checoslovaquia, Estonia, Letonia, Polonia y Noruega,

 

“Es nuestro deber tomar a los niños que encontremos para sacarlos de su entorno… debemos ganar la buena sangre para nuestro fin y darles un lugar en nuestro pueblo o destruirla”, explica Himmler en uno de sus escritos.

Se estima que alrededor de 200.000 niños fueron robados para construir su raza superior. En el caso de que alguno no cumpliera con el estándar, se le enviaba a un campo de concentración.

 

Si era considerado aceptable y tenía entre 3 y 7 años se le enviaba a un centro de reeducación, donde se le daba un nuevo nombre de origen Alemán y se le alineaba para la causa. Los niños mayores, prepúberes y adolescentes no interesaban pues su mente no era tan maleable.

Estos no eran tan importantes como los súper bebés, aunque se estimaba que tras una correcta educación podrían ser fieles trabajadores y parte del ejército o la administración.

 

El trágico final

¿Qué crees que sucedió con estos niños cuando la guerra acabó? Fue una tragedia de dimensiones bíblicas.

 

Cuando lo rusos logran entrar en Berlín, muchas familias de alto rango nazi se suicidaron con todos sus hijos. Esto sucedió en muchas otras ciudades que fueron conquistadas.

Los periódicos hicieron público el programa Lebensborn, considerando a los supervivientes como parte del bando nazi. Las madres que habían participado en los programas de crías pasaron de ser diosas de la fertilidad a parias sociales, odiadas por todos. Algo similar sufrieron los súper bebés, a quienes ahora nadie quería adoptar, pues sus ojos azules y pelo rubio quedaban asociados al horror nazi.

Noruega debió hacer enormes esfuerzos para lograr que los niños fueran adoptados a través de programas internacionales en Alemania, Brasil y Australia. A su vez, Suecia se hizo cargo de cientos de niños, entre ellos Anni-Frid, cantante del grupo ABBA, hija adoptiva de un sargento alemán. Sólo se reubicó a los supervivientes más pequeños.

Los demás niños que se encontraban en los hogares Lebensborn quedaron desamparados. Los registros fueron destruidos y según Polonia, sólo el 15% de los niños robados pudieron ser devueltos a sus familias.

En el año 2008, un grupo de niños Lebensbrn se organizó para pedir el reconocimiento de víctimas e interpusieron una demanda contra el gobierno de Noruega en el Tribunal de Derechos Humanos para que admitieran su complicidad. Fueron indemnizados, pero continúan solicitando que se desclasifique toda la documentación para tratar de establecer sus orígenes.

La Segunda Guerra Mundial continúan demostrando sus horrores, mientras que el hombre continúa inmerso en múltiples conflictos armados, destruyendo familias, dejando huérfanos y sembrando odio. Finalmente, la historia es cíclica y después de tantos años no hemos aprendido nada.

 

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