Si eres uno de los que creciste viendo el reality de Las Chicas De La Mansión Playboy, entonces entenderás de que se trata este artículo.
La vida en medio de lujos, extravagancias, decoración rosa y épicas fiestas, ya no es igual a su época dorada, y tampoco Hef es el mismo.
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Y desde hace algún tiempo, comenzaron a emerger algunas teorías y otras verdades, contadas por sus propios protagonistas y es que definitivamente ante las cámaras siempre quedaba la sensación de que algo no terminaba de encajar.
Recordemos que en el verano de 2016, la legendaria mansión fue vendida a uno de sus vecinos, sin embargo, el dueño le permitió vivir allí hasta el día de su muerte.
La iniciación para entrar en la mansión es exactamente como te imaginas

Todas las novias de Hef participaban en actividades de dormitorio
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Cada conejita recibía una pensión semanal de 1000 dólares para comprar ropa

No se les permitía hablar a las conejitas mientras los medios entrevistaban a Hugh Hefner

Nadie quería ser “la novia principal”

Las novias conservaban sus automóviles mientras vivieran en la mansión

El aspecto de las conejitas sí era algo predefinido

El lujo iba por fuera, solo por donde alcanzaban a pasar las cámaras

Hugh Hefner no sabe usar la grabadora de Blue ray
No existía límite para las cirugías de las conejitas
Las fiestas eran legendarias
Todos en la mansión deben cumplir una estricta rutina
Las chicas odiaban esa rutina y se sentían atrapadas dentro de la mansión
había toque de queda para las chicas a las 9 de la noche

Hef siempre tenia en sus habitaciones aceite de bebé, vaselina y pañuelos en cada una









